martes, 19 de octubre de 2010

Los directores a través de los años...

Nombres que resuenan hasta el presente, algunos de ellos, ya no se encuentran entre nosotros, pero han dejado una importante huella en la historia de nuestro liceo como principal Institución de Educación Secundaria de nuestra ciudad.
Otros/as, continúan trabajando incansablemente para lograr una mejor realidad para los jóvenes. Contribuyen a diario, a continuar escribiendo esta historia, con compromiso, afecto y dedicación.   

Recordando nombres                                                 


  • Aníbal Acosta Estapé

  • Enrique Martínez

  • Santos Borba

  • Piedracueva

  • Alberto Pérez Garín

  • Meri Gorogorri

  • Homero Roldán

  • Marta Machado                                                               
 Aportes brindados por gentileza del Prof. Arismendi, alumno de la Gen´60 del Liceo de Río Branco, actual docente.



Aníbal Acosta Estapé


Doctor Veterinario, se traslada a Río Branco en el año 1948, como Jefe de los Servicios Veterinarios de Regionales.
Por ese entonces, la ciudad contaba con aproximadamente 5000 habitantes, y solamente podían acceder a estudios secundarios, los jóvenes pertenecientes a familias, cuyos medios les permitían trasladarse a la ciudad de Treinta y Tres.
Fue así que el dr. Aníbal Acosta comienza a liderar un movimiento con el objetivo de la creación de un liceo local.
Su iniciativa se consolida en el año 1950, luego de vencer múltiples dificultades, comenzando a funcionar como liceo popular.
Es elegido como primer director por unanimidad  de los profesores fundadores, protagonizando una gestión ejemplar entre loa años 1950 y 1953.
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Posteriormente se dedica a conseguir la categoría de Liceo habilitado, paso previo a la oficialización, la cual obtiene, al aprobarse la ley de presupuesto de 1953.
En esa oportunidad abandona la dirección por razones reglamentarias que le impidieron continuar en el cargo. Sin embargó se desempeñó como docente hasta su alejamiento de la ciudad.


Los escollos vencidos en esta primera etapa, fueron muchos, desde la escasez de materiales didácticos, el local donde funcionar correctamente, y personal idóneo dispuesto a trabajar gratuitamente en forma indefinida. Sin embargo la creatividad y entusiasmo, facilitaban el camino para la resolución de problemas.


En la actualidad, el liceo lleva con orgullo su nombre, en honor a un hombre admirable, entusiasta, protagonista y gestor de grandes cambios en la realidad de la cuidad.


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